- Por supuesto que se declaró satisfecha, ¿Por qué no iba a hacerlo? -replicó, muy complacido consigo mismo. Esperó a que yo dijese algo, pero no se me ocurrió nada, así que lo dejé seguir-. Porque no sabían lo que sabemos ahora.
Exhalé un suspiro.
-Ay, Señor, me fascina tanto esta conversación que acabaré por tener una hemorragia nasal. ¿Que sabe ahora que es tan puñeteramente importante como para que me hayan arrastrado hasta aquí a esta hora francamente ridícula de la mañana?
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